Conciertos

 

19-11-2015

Richard Hawley. Teatro Barceló, Madrid.


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Había vívido la llegada de este concierto con gran ilusión, tenía las expectativas por las nubes, era Richard Hawley, el tío de la voz limpia, pura y bella, el tío que tocaba la guitarra en Pulp. No es una voz particular como la de Tom Waits o Mark Lanegan, que son voces curtidas y rotas, la voz de Richard Hawley es dulce y aterciopelada, esperaba oír la maravillosa “Valentine” en vivo y en directo, pero me quede con las ganas. No importaba, iba a oír su último excelente álbum, parte del anterior y la increíble “Tonight The Streets Are Ours”. Al menos no podía faltar.

Con la sala al completo, las entradas agotadas y un lunes conmovido todavía por la sacudida del fin de semana tras los atentados, el público estaba allí para recibir a Richard Hawley y su banda. Nada más aparecer la banda, una chica de la primera fila escogió un mal momento para hacer un comentario un tanto desacertado, como “ ¡Espera, espera, mi novio está en el baño y le encantas!”. Sí, la chica dijo aquello a plena voz, algo que no le gustó mucho al señor Hawley y que respondió de manera sarcástica, “En serio, os habéis gastado 100€ para ir a hacer pis?” “Creo que la gente no ha pagado por esperar”. Sinceramente y honestamente, al principio pensé que la chica era un poco “freak” y que Richard Hawley estaba haciendo muestra de su ingenio y humor británico, al fin y al cabo, que mejor que empezar con una toma de contacto con tu público, ¿no? Bien, esa fue una falsa impresión, porque a raíz de entonces sólo nos dedicamos a recibir entre canción y canción “regañinas” del “profe de la clase”. El comentario de aquella chica fue desacertado en todo momento, pero creo que tampoco tenía mayor transcendencia, simplemente estaba excitada por el concierto y tal vez pensó que no se la escucharía, ni que Richard Hawley haría mayor alusión.

Las cosas hay que tomárselas con un poco de humor en la vida.

Arrancó el concierto con “Which Way”, seguida de la esperada “Tonight The Street Are Ours”, con la que el público fue entrando en contacto y la calidez del concierto, aunque aquella sensación durase solo un par de canciones más. Me cuesta ceñirme a las canciones y a la calidad musical y artística de este concierto, no puedo evitar sentirme molesta con la actitud que mostró durante todo el concierto. Para presentar “Open Up The Door” nos manda a callar, después ante un fervoroso aplauso de su público, lo que único que se le ocurre decir es “Es curiosa esta reacción, porque escribirla me llevo diez minutos”. Más tarde siguió regalándonos perlitas como “Fuck You” o comentarios del tipo, “ Debéis ser ricos para no permanecer callados por un concierto para el que habéis pagado” u “Os pido silencio, son sólo cuatro minutos de canción, que ya es doble de lo que fue vuestro último polvo”… en fin, todo un recital para los oídos.

Ahora bien, no sé qué problema tenía esa noche, pero en ese concierto no hubo jaleo, no hubo charlatanería, no hubo comentarios a grito pelado durante su concierto para estar tan molesto y ser tan grosero y maleducado, con un público que como bien reincidió varias veces, había pagado una entrada para disfrutar de sus canciones, un lunes por la noche la gente acaba de salir de su trabajo, ni siquiera es jueves, viernes o sábado para el jolgorio, no sé en qué momento pudo percibir todo ese supuesto escándalo.

Admiro su música y su calidad musical, pero la gente pagó por ver un buen concierto y no recibir regañinas, groserías y mandar a callar a su público, que además reímos sus gracias de mal gusto con humildad, aplaudimos los que más, disfrutamos de la música, clamábamos por los bises, y encima nos deja sin ellos y sin tocar “The Ocean” con la que suele cerrar sus conciertos y que tenía prevista en su shortlist. Así que sólo puedo decir que los grandes artistas de la pasada noche fuimos los de abajo, como siempre, un gran público. 

Autor: Cristina Sánchez García

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